Tenía el móvil en silencio y encima de la mesa. De vez en cuando le echaba un ojo, con la esperanza de que la luz parpadeara y me distrajera un poco de mi tedioso trabajo. Conforme iba pasando la mañana, la pantalla del ordenador se iba convirtiendo...
Domingo. Quince horas y treinta minutos. He terminado de comer y pienso que puedo dormir un rato. Me tiro en el sofá con pasión desbordante. Tengo ante mí un gran plan y cierro los ojos. Un minuto más tarde todavía no duermo. Miro al techo. En el...